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Más de la mitad de las muestras en el país en el último mes son de la mutación más contagiosa del coronavirus, que ya es la versión más dominante de la capital
No cabía esperar nada demasiado distinto, dada la capacidad mostrada por delta para resultar más contagiosa. Es esta habilidad la que le habría permitido hacerse fuerte en el Reino Unido o la India, y ahora en varios rincones de Europa (incluida España, donde el 72% de las muestras reportadas a GISAID en las últimas cuatro semanas son delta), pero también en EE UU (un 68%). Cada vez que el virus salta de un cuerpo al otro el azar tiene la oportunidad de lanzar los dados y modificar algo de su ADN, y cuando una de esas mutaciones se expanda y logra afianzarse como una variante suele ser precisamente porque muestra algún tipo de ventaja competitiva frente a sus antecesores. “Este incremento súbito, el segundo en importancia y que provocó que tengamos más casos que al principio en México, se debe a que las variantes que están llegando, sobre todo la delta, son claramente más contagiosas”, explica Olaiz. “Eso es lo que está pasando en todo el mundo, la variante más transmisible es la que está ‘ganando’ a las otras”, agrega el especialista.
La medida específica de esa ventaja, cuánto más contagiosa es delta, sigue siendo objeto de estudio. Resulta plausible que dependa en no poca medida del contexto en que se desarrolle, y el mexicano ya ha dado pruebas de ser favorecedor al contagio. Esto es particularmente cierto en las zonas de alta densidad urbana, o las de mayor número potencial de posibles inserciones de casos importados. Ciudad de México cumple ambas condiciones, lo cual ayudaría a explicar el fuerte incremento de contagios que vive la ciudad. Su Secretaria de Salud, Oliva López Arellano, adelantó desde la semana pasada que delta era la “dominante” en la capital.
La enorme incidencia acumulada del SARS-CoV-2 no ha servido como muro de contención, posiblemente porque la mayor capacidad de contagio de delta le ayuda a propagarse entre población aún susceptible a una primera infección, y quizás porque produce más reinfecciones: aunque no se dispone de suficientes datos sobre segundos contagios en México, sí se conoce el poder de escape inmune que presenta delta. Queda la esperanza de que dicha inmunidad adquirida haga las veces de reductor de letalidad del virus, junto al hecho de que por ahora la nueva ola se centra en los más jóvenes. Pero en las últimas semanas las defunciones ya han comenzado a subir con el consabido retraso a los casos. “Tenemos que entender que delta no es una variante que sea menor en cuanto al riesgo de enfermedad grave y muerte”, insiste Olaiz.
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